viernes, 24 de agosto de 2012

La Córdoba de las campanas y la represión




Por el Compañero Claudio

Gracias MESTRE, De la SOTA, al final el VIDRIERO, siempre GANA… 
Los que se encuentran en las manifestaciones son sujetos colectivos que llevan a cabo su reclamo  ante la inescrupulosidad de quienes, entre gallos y media noche, recortan a los más débiles con una desmedida violencia institucional que viene desarrollándose en escalada, por parte de provincia y municipio, en un riesgoso ejercicio de presión y represión que ya va dejando sus primeros resultados. El gobernador por su parte, recortó la asignación para embarazadas en un solo pago, no paga por la limpieza de los colegios, le sacó el boleto a los que viven mas lejos , le puso tasa a los combustibles, (sin ser un impuesto por ende, cero coparticipación) mostrando una psicótica interpretación de Robin Hood, sacandolé al que menos tiene para no darle nada a nadie. De la municipalidad qué podemos decir: licencia a amigos y acreedores políticos, los espacios propios del patrimonio, (Lusa, Cotreco, Dirección de emprendimientos creativos, Instituto de la Cultura, Instituto de planificación), sube las multas dos veces en un periodo menor a 100 días, y hasta pretendiendo multar lo que no eran infracciones como el fumar, y todo con resultados paupérrimos… menor barrido, semáforos sin funcionar, sin luces en los barrios, sin cambios en educación vial, etc, etc. 
Entonces, el vidrio no se rompe cuando la piedra lo atraviesa, esos vidrios de la municipalidad están en un delicado equilibrio constantemente, por quienes separaron el Estado de la ciudadanía, para sus negociados y acomodos. Así uno no quiere su sede municipal y la rompe, no la siente suya, la ve “ocupada”. ¿Quién rompería una iglesia sino se creyera traicionado por sus dirigentes? No quiero hacer apología, pero es evidente, que se daña un club, o una municipalidad cuando sus dirigentes se han apropiado de ella. Porque esos 90 mil a la mañana, y 150 mil pesos a la tarde en daños, comparado con lo que costará reponer el gas pimienta, las postas de goma, el pago adicionalaes, creo que van a la par. Ayer, sino se hubiera querido, la gente no hubiera pasado, sobran los ejemplos de vallados en que no se pasó, como en el juicio por las fumigaciones o en las canchas. Pero hay quienes lucran con todo, incluso con manifestaciones y la rotura de vidrios. (Mal que nos pese $150.000 no es nada, para los desmanejos de la municipalidad. Con lo que se gasta en alguno de los institutos creados que no han servido para nada ya tenemos para vidrios semáforos,etc). Ni hablar en el particular que al jefe del operativo, habría que sancionarlo, o mandarlo de nuevo al pentágono porque no aprendió nada. Otro punto sobre la cuestión es que desde la municipalidad pretenden mostrar firmeza, impostando autoridad desde la búesqueda de culpables (particulares o particularizados) sin asumir lo estúpido de esos decires. Por ejemplo, asegurar desde el ejecutivo que no son del SUOEM, los agresores, ya es ridículo. Pero lo lamentable es pretender hacerle comer un dinosaurio a la población, sin hacerse cargo de su parte, y buscar individualizar un daño que es resultado del encuentro de instituciones y colectivos. Individual sería (y afortunadamente no sucede), si se las agarraran con los vidrios de las casas o autos y propiedades de los funcionarios, o sí son particulares cuando a cualquier hora y cualquier día, se rompen plazas o semáforos. Lo que condiciona al ciudadano a no poder contar con ese servicio que lo hace igual a otros, entonces en las ausencias de cloacas, señalización, limpieza, seguridad, movilidad, asistencia… en todo esto no se a roto nada, porque el objeto no está. Y el fruto no esta muy lejos del árbol, siempre la cuestión es económica, el total de la población paga por sus objetos y servicios, sino están porque se rompen o porque no los ponen, tienen un solo responsable y son los que se ofrecieron para su administración. No se muestra eficiencia impostando autoridad, diciendo que se va por los responsables de los daños. Se es eficiente cuando responsablemente se ejerce la autoridad y no existen daños; por que el consenso primó, y la convivencia fue resultado del ejercicio deliberativo y la práctica del pluralismo, única manera de aceptación de las reglas, de las leyes y de la vida en democracia. Asi que hoy por hoy, los destrozos los pagamos todos, que ningún funcionario venga a hacernos sentir que sale de su sueldo el pago de los daños. A todos los que conformamos el estado provincial y municipal, en estos episodios, nos cuesta tanto mantener los funcionarios, como los destrozos que por causa de sus desmanejos se ocasionan, sea por piedras contra vidrios, o por ventas del patrimonio, prevendas de servicios, publicidades y los demás etcéteras.

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