sábado, 10 de noviembre de 2012

Opinión de un ciudadano: el 8N

Por el compañero Cesar Bertucci 

Al escuchar los reclamos de la gente que se movilizó de a miles anoche, mi primera impresión fue la de asociarla a las marchas de Blumberg. Sin embargo, a este componente se le sumaron además reclamos de desregulación y desincumbencia del estado, principalmente en el sector exportaciones importaciones y (ahí hay concidencias con las movilizaciones del no-ingeniero) que sólo se limite a proveer seguridad y controlar la inmigración. No vi pobres, no vi inmigrantes, al menos en los paneos de las cámaras, y más bien clase media, y media alta. Más alla de las utopías que cada uno tiene, me parece que el componente de la sociedad argentina que ayer se manifestó va a estar siempre en mayor o menor medida y sería bueno que encuentren un partido de pertenencia. Pensando en esa ausencia de partido que los aglutine, intenté prestar atención a los reclamos y ver qué votan personas con esos valores en otros lados. Me da la impresión que estos grupos estarian representados por un partido que lleve adelante valores como la desregulacion de la economía, la importación libre de artículos, el acceso a bienes disponibles en el mercado global (de multinacionales afincadas en China) sin restricciones, la presencia represiva del estado 'cuidando' a los ciudadanos e impidiendo la inmigración proveniente de los paises pobres, y que conciba a la discusión política como un elemento de desunión nacional, pues entiende que mejor se vive cuando menos se mete la política en las vidas de las personas. Entonces se me vinieron a la mente dos partidos como el republicano norteamericano o el conservador ingles, que consideran que toda injerencia del estado es nociva al desenvolvimiento econonómico individual. Sin embargo, en el caso argentino no existe un claro componente industrialista/armamentista, sino que mas bien se identifica con la producción de bienes primarios de poco valor agregado y ganancias a través de rentas poco productivas y de inversión mínima (las famosas elites coloniales). Por el resto, me parece que hay semejanzas: menos restricciones, menos impuestos, menos estado, salvo para protegernos de inmigrantes y pobres con más represión, con penas más duras, con más cárceles. Con esta gente, habría un gran partido de derecha, pero bueno, el individualismo es tan grande que los intentos de aglutinarse no funcionan y son ahora las corporaciones las que claman porque se pongan de acuerdo y se pongan al frente de la muchedumbre que le movilizaron a través de las pantallas y las redes sociales. Queda al gobierno saber entender qué representan estas manifestaciones. Si quiere que la quita de privilegios a estas clases que se manifestaron tenga un correlato en el aumento del bienestar de los más pobres, a los que las clases medias altas consideran una masa que vota a cambio de prebendas populistas y a los que el gobierno considera su principal capital electoral, tiene que haber claras muestras de un cambio real en la distribución del ingreso. Los números indican que queda un núcleo de pobreza y desempleo que no disminuye, y las grandes empresas ganan mucho más que antes. Cuando uno ve eso, no sabe de qué se quejan los que se quejaron ayer ni sabe por qué el gobierno no mejora el reparto de la torta. De estas dos cosas, me importa ayudar a que se cumpla la segunda.

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