martes, 2 de octubre de 2012

7 días por el aborto: ¿qué pasa en el Congreso de la Nación? V


En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veintiocho días del mes de mayo de 2011.

Cámara de Diputados de la Nación.


Religiosos a favor de la ley de Interrupción voluntaria del embarazo:” El pecado no es delito”

Sr. Pastor Orlov.- ...la despenalización de la interrupción voluntaria de un embarazo no deseado porque no queremos seguir tratando a las personas, a las mujeres que estamos asesorando y acompañando, como delincuentes. Es necesario sacar el tema del Código Penal para ponerlo en perspectiva de derechos humanos, de Evangelio y de respeto de la persona. Esa es una necesidad de nuestra Iglesia, es una necesidad pastoral, pero no sólo ahí sino también la legalización.

Estamos apoyando la legalización porque tenemos que sacar el tema de aborto de la clandestinidad y permitir que luego de un asesoramiento y acompañamiento a las personas se respete la autonomía, que es un valor que no podemos negociar. Es decir, nuestro cuerpo es el primer espacio en el cual ejercemos los derechos de ciudadanía y eso no se negocia.
Entonces, yo creo que nosotros no podemos imponer. Es decir, cuando uno asesora a una persona no baja líneas sino que comparte pensamiento, ayuda, discierne. Nuestra Iglesia, luego también atravesada por las mismas tensiones en la cual está atravesada la sociedad, dijo: “No podemos guardar silencio”. A pesar de las tensiones dentro de nuestra propia comunidad teníamos que hablar, teníamos que romper el silencio porque nuestro silencio nos hacía culpable de la cantidad de mujeres pobres que mueren cada día en América Latina. Y la legislación prohibicionista, en esto y en otros temas, ha mostrado que no está protegiendo la vida. Yo quiero proteger la vida.
Entonces, es necesario un cambio ya, de manera urgente -como se está diciendo-. Ahora tenemos que cambiar. La sociedad argentina está en condiciones de debates pluralistas. No más una sola voz, no más pensamientos hegemónicos y homogéneos pretendidamente. (Aplausos.)
Creo que como Iglesia nuestra primera actitud es pedirles perdón a todas aquellas personas que han sido perseguidas por haber practicado una interrupción de embarazo no deseado. Me gusta el vocabulario. Es decir, nadie es partidario del aborto: es una medida extrema. Lo que queremos es la legalización y la despenalización para poder trabajar con transparencia.
La Iglesia Luterana dice: “Nosotros nos oponemos a cualquier legislación que impida dar información. Nos oponemos a cualquier legislación que impida el aborto en forma total”. Hay cantidad de circunstancias. No sólo el abuso, no sólo la violación sino hay inequidades de género que hacen que muchos embarazos se hagan en situaciones inhumanas. No lo digo yo, lo dice el documento de nuestra Iglesia. No hay dos casos iguales.
Por lo tanto, tenemos que tener una amplitud de mira, de criterio, para acompañar, asesorar, pero respetar las decisiones finales de cada pareja o de cada mujer. Gracias. (Aplausos.)


Sra. Presentadora:A continuación quiero presentar, también con mucho placer, a la Pastora Mariel Pons de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, licenciada en Ciencias Políticas, especializada en derechos humanos y género.


Sra. Pastora Pons.- Gracias. Ahora yo estoy más nerviosa porque Lisandro Orlov acaba de compartir lo que yo quería decir. Gracias por esta coincidencia de pensamiento. También es un privilegio compartir esta mesa.
Yo vengo en representación del obispo de la Iglesia del Pastor Frank de Nully Brown que por razones de trabajo no podía estar hoy, así que me pidió que lo supliera en esta agradable tarea de debatir juntos la despenalización del aborto.
Lo que voy a hacer es leer la carta pastoral de nuestra Iglesia, de febrero de este año, en relación con este tema. Los que somos religiosos siempre acostumbramos a invocar la presencia de Dios cada vez que nos reunimos. Antes de leer la carta me gustaría invocar la presencia de muchas mujeres. Yo voy a pensar en algunas: Cintia, Elena, Rosa, Vanesa, Wanda, Sabrina, Susana y la lista puede seguir. Sus edades oscilan entre once y noventa años, y todas pasaron por la tremenda experiencia del aborto clandestino: algunas pudiendo recuperar su vida y otras no. En su nombre también, de las que no tienen voz y que están invisibilizadas.
A propósito de la próxima discusión parlamentaria sobre la despenalización del aborto, la Iglesia Metodista inicia el diálogo sobre esta problemática que atenta contra la libertad y la dignidad de las personas.


-A continuación la Pastora da lectura a la Carta Pastoral del obispo Frank de Nully Brown.


El tema de la despenalización del aborto, que será motivo de debate en el Congreso Nacional, exige desde nuestra fe cristiana una profunda y sincera reflexión que contribuya a la valoración de la vida y al respeto y dignidad de todos los seres humanos en nuestra sociedad. Limitar la discusión de la despenalización del aborto a una puja entre quienes están a favor y en contra de la práctica es trivializarla: nadie puede estar a favor de la interrupción de una vida.
Pero esta problemática va más allá de esta falsa polarización. La mujer que busca abortar lo hace con angustia y tristeza. La comunidad tiene que asumir esta realidad no escondiéndola sino sacándola a la luz. Una reflexión pastoral que debe abordar su tratamiento considerándolo en todas sus dimensiones: físicas, sociales, éticas y espirituales. Para ello comparto aquí algunas reflexiones que podrían aportar a su mejor compresión.
El aborto es un problema social. El tema del aborto debe ser considerado en relación con el contexto social en el cual ocurre. Nuestra sociedad carece de una adecuada educación sexual, planificación familiar e igualdad de género, lo que contribuye a que se multipliquen los embarazos no deseados.
Por otro lado, el aborto se ha constituido en un verdadero comercio, ya que en la actualidad la ley aprueba su práctica en forma muy restringida. Los sectores medios y altos de la sociedad pueden acceder a una atención clandestina segura, pero para muchísimas mujeres de limitados recursos -debido a prácticas no profesionales y riesgosas- interrumpir la gestación implica atentar contra su propia vida. El Estado debe intervenir en los dos sentidos: legislando la despenalización para evitar la muerte de las madres y garantizando las condiciones de equidad económica, educativa y sanitaria para que el aborto no sea una opción.
La penalización no resuelve el sufrimiento. La realidad del aborto no se resuelve penalizando a la mujer que lo practica y dejando de lado la responsabilidad del varón, porque el problema no es sólo de las mujeres, es un problema de todos. Poner el tema en su adecuado contexto lleva a considerar el reclamo de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo y por otro lado, a abordar el sufrimiento de otras muchas mujeres desprotegidas. Diálogo para construir libertad y dignidad.
Por todo lo dicho, consideramos que despenalizar el aborto puede ayudar al diálogo que contribuya a la edificación de nuestra sociedad. Cada víctima del aborto no puede convertirse en un número más porque es alguien a quien Dios ama y a quien también nosotros debemos amar profundamente. Esconder nuestras prácticas culturales del aborto clandestino no ayuda a enfrentarlas y a tomar decisiones inspiradas en la libertad y la dignidad de las personas.
Es nuestro deseo que se pueda generar en nuestra sociedad una discusión madura donde todos tengan la oportunidad de aportar sus propias visiones, porque nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero. Y, si alguien afirma “Yo amo a Dios” pero odia a su hermano es un mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. Cita de la carta primera de Juan.” (Aplausos.)


Sra. Presentadora: Qué emoción escuchar sabiendo que hay tantas mujeres de fe que necesitan el apoyo de sus representantes! No sólo del Estado sino de sus representantes religiosos poder escuchar que efectivamente hay un lugar en estas iglesias. Voy a hacer un break. No sé ustedes, yo estoy muy emocionada.
A continuación voy a presentar al rabino Daniel Goldman de la comunidad Bet El. Es vicepresidente de la APDH, secretario de la Comisión Provincial por la Memoria y miembro del consejo consultivo de Poder Ciudadano.


Sr. Rabino Goldman.- Gracias por la invitación. Yo soy el menos religioso, por lo menos el menos creyente de esta mesa. Porque conozco a cada uno, siempre participamos porque nosotros somos parte del elenco estable.
Y siempre somos los defensores de las causas perdidas. Pero en esta oportunidad no va a ser causa perdida, porque solamente discutir permite que ya ganemos en un país en donde muchas veces la discusión quedaba relegada porque el poder determinaba que hay ciertos tópicos que no se deben discutir. Entonces, la causa como tal ya ha ganado, independientemente de que se legisle o no.
Hace 25 años vengo discutiendo sobre este tema. Publiqué sobre el mismo y hace tanto tiempo que vengo discutiendo que ya lo tomo como una cuestión normal y quiero contar por qué este tema tuvo un impacto fuerte en mí. Cuando yo me ordené como rabino, estaba en una pequeña congregación y el primer caso pastoral que tuve fue el de una mamá que viene con su hija de 13 años -recién había entrado al colegio secundario- y me dice: “Acá la tenés. Mi hija está embarazada”. Yo le pregunto: “¿Y el papá qué edad tiene?”. Responde “14”. Catorce años.
Por supuesto que mi lectura clasista implicaba: ¡una niña de clase media que quede embarazada! Pero por otro lado, esta situación de condenar a una chica que todavía no había tenido una amplia educación sexual, estamos hablando hace muchos años atrás, en donde los medios todavía no permitían un conocimiento tan grande como el que hoy por lo menos podemos ver. No sé si están más informados, pero creo que por lo menos un poco más sí. Y condenarla a que no pueda vivir ciertos sueños, utopías y todo un camino que tiene que ver con el crecimiento, la adolescencia, la búsqueda personal, parecía  que condenarla,  y lo digo con intención  condenarla a ser madre, cuando seguramente no quería ser madre, ni su madre quería que su hija fuera madre, porque por eso me la traía, la traía para que yo, entre comillas, le dé algún consejo o inclusive algún veredicto sobre la cuestión. Eso por un lado.
Por otro lado tomo lo que Mariel estaba diciendo, y me parece que no estamos hablando de situaciones conceptuales, porque yo podría hacer un desarrollo a cerca que de qué es lo que dice la tradición judía sobre el tema del aborto del feto, de la persona, pero no viene al caso y si se van a aburrir además. Pero sí con este tema de que hay nombres propios. Cuándo vos citabas los nombres. Hay nombres propios; es como cuando hablamos de Ana Frank, no estamos hablando del holocausto, estamos hablando de Ana Frank, de una nena. Ahora estamos hablando de esas nenas que vos decías de 11 años a... Creo que desde ese lugar como punto número uno, es necesario renovar el compromiso de la discusión, es necesario renovar el compromiso de la polémica, es necesario no dejarse avasallar por el poder hegemónico que determina cómo debe ser la vida desde el punto de vista doctrinario y no desde la realidad de la vida misma.
En segundo lugar, el aborto se practica le guste a la vecina, al maestro, al juez, al religioso o al legislador. Recién daban los datos que son datos muy fuertes de 450 mil abortos por año. Este es el tema esencial que quiero desarrollar en este segundo punto, cuál es el lugar del Estado pensando que el objeto mismo del Estado es homogeneizar socialmente dando derechos e igualdades. Lo que implica que aquel que tiene, tiene el derecho, y aquel que no tiene, no tiene ningún derecho. Entonces la obligación del Estado como tal es preocuparse por los que no tienen. No tienen el derecho porque no tienen la plata. Y como no tienen el derecho y no tienen la plata, no lo pueden hacer, como aquellos que tienen la plata y por lo tanto ejercen el derecho. Entonces me parece que desde ahí hay que encarar esta cuestión.
En tercer lugar, si yo tuviese que tomar el tema doctrinariamente, porqué tenemos que aceptar la visión religiosa homogénea que determina quién es persona y quién no. En mi tradición, la tradición judía, hay una gran discusión acerca de si el feto es persona. Y la preeminencia doctrinaria también tiene que ver con el hecho de que la madre -y lo pongo en un caso ejemplar- que dice que la madre en caso de peligro tiene derecho por sobre la vida del hijo. Cuando decimos peligro, la fuente judía que en este caso es la Mishná dice, peligro físico y peligro psíquico, y yo agregaría peligro con responsabilidad social. Me parece que hay que tomar este elemento, esta tríada: el peligro físico, el peligro psíquico y el peligro de la responsabilidad social.
Por lo tanto me parece que, aunque yo sé que este no es un comienzo verdadero, es un buen comienzo. Poder permitir darle voz a quienes en muchos casos no tienen voz, permitir establecer una posibilidad de elevar aquellos que no tienen. Y si alguien se considera progresista, o los que se consideran progresistas, o los legisladores que se consideran progresistas que tomen en cuenta seriamente los nombres de estas personas para entender cómo poder elevarlas. Cómo poder colocarlas en el mismo lugar de aquellos que se pueden dar el lujo de discutir conceptualmente la cosa y decidir por sí mismos si quieren abortar o no. Porque el que no tiene, no es que puede permitirse cuestionar el tema del aborto, tiene mayores posibilidades de morir, que es diferente, es mucho más profundo. Por lo tanto celebro este momento.
Celebro este momento aún sabiendo que a nadie le gusta abortar. Yo lo puedo decir como varón que me imagino que a una mujer no le gusta abortar, porque es una situación traumática y a nadie le gusta pasar por una situación traumática. Entonces cómo hacemos para que este trauma socialmente pueda ser más metabolizado, más trabajado, más elaborado. De modo tal que como sociedad podamos dar respuestas al tiempo que nos convoca. (Aplausos).

Sra. Presentadora: Ahora voy a prestar a Guillermo “Quito” Mariani, Presbítero de la Iglesia Católica para que haga uso de la palabra. En diciembre 1951 fue ordenado sacerdote, debido a su compromiso con la realidad política y social, y su acción eclesial y ciudadana fue definido como contestatario. En el 2006 renuncia a su condición de cura párroco sin abandonar su estado sacerdotal que en la actualidad sigue ejerciendo con un margen de mayor (edad?).

Sr. Presbítero (Mariani).- Primero pido disculpas por no poder presentar títulos. (Risas.) Segundo, todos dijeron que estaban nerviosos... Yo no estoy nervioso, estoy asustado. (Risas.) Porque esto de tomar la palabra después de todo lo valiosísimo que se ha dicho, sin ponerse a repetir, es bastantes arriesgado.
Me resulta muy odioso leer pero en aras de la realidad voy a leer un poco. Primero felicito esta iniciativa de llamar a representantes de distintas religiones porque hay posibilidad de una contención, de una cantidad de cosas desde el aspecto religioso que significa una especie de facilitación del contacto con el ser supremo, además de lo que individualmente puede uno hacer y que es un derecho absolutamente legítimo de la intimidad personal.
Sin embargo, la organización comunitaria fortalece y puede mediatizar un contacto con esa realidad suprema más eficaz, y en ese sentido todas las religiones son respetables, todas tienen por su cultura, por tradición o por liderazgo una gran influencia en la sociedad y es valioso que estas opiniones se expongan.
Pero hago una advertencia, toda religión tiene por lo menos dos componentes bastante diferenciables. El primero este del que yo hablé que supone el creer en una revelación, el facilitar el contacto con dios, el contener el sentido de la vida frente al ser supremo. Y la otra realidad que es el poder, el poder que se va adquiriendo que va rodeando y se va convirtiendo a veces en lo más importante. Cuando lo religioso empieza a institucionalizarse, cuando por necesidad de afirmar que son la única religión verdadera y (socializar) con los demás se vuelve un elemento de rivalidad, de contienda y hasta de guerras. Y eso del poder, en esta expresión hacía afuera, se manifiesta también en una necesidad de mantener siempre hacia adentro un ejército bien organizado para lanzarlo a la lucha y convertirse en factor de poder en todas las sociedades establecidas.
Yo creo que esas son características de todas las religiones, en unas más y en otras menos. Pero creo que es demasiado objetivo este juicio con respecto a la Iglesia Católica, que tiene una historia en que prácticamente el poder de la institución ha superado una cantidad de intentos de ser fiel a la doctrina de Jesús, de ser fiel al Evangelio, de ser fiel a ese Dios presentado por Jesús.
Yo quería a hacer esa advertencia porque el poder inclina a querer imponer lo que puede ser una conquista personal, o una conquista de criterios aunados, o una conquista de investigación, pero imponiendo a los demás. Y yo creo que hay que desembarazarse de esa presión que se ejerce sobre todo el mundo, pero también sobre los legisladores en muchos casos, que por temor a contrariar lo que una institución desde el poder está queriendo afirmar como autoritaria y como única, temiendo eso se anulan una cantidad de iniciativas que son orientadas hacia el bien común. Primero quería hacer esa advertencia.
En cuanto a mí mismo, no estoy representando a la Iglesia Oficial. No sé si es posible hablar de una representación de la Iglesia sin especificar. Yo creo que la Iglesia Católica está dividida en dos líneas claramente delimitadas, una es la línea tradicional y la otra que nació a impulsos de las novedades del Concilio Vaticano II. De ese acontecimiento tan importante citado por un viejito, y a los viejitos los honro mucho porque son viejitos. (Risas.) Creo que desde ese concilio salió un aprecio por la libertar, un aprecio por la ciencia, un aprecio por el diálogo con el mundo, un aprecio por la sociedad civil, un aprecio por los más desheredados, los que están excluidos de alguna manera de los beneficios de la sociedad que se dan en todos los órdenes material, espiritual y psíquico.
Cultivando eso, los teólogos, los escrituristas, los pastoralistas, y los moralistas fueron creyéndole al Concilio Vaticano II una cantidad de cosas y se largaron por esa línea, que pareció irrefrenable en un principio, que avanzó durante cuatro o cinco años y pareció que realmente había cambiado la iglesia, hasta que se armó la defensiva y la restauración empezó a envolver el Concilio Vaticano II con todo lo conservador que todavía figura en el concilio, porque es de una época de transición. Entonces llegamos a esta situación actual en que las dos Iglesias prácticamente con coinciden en ninguno de los puntos que tienen que ver con eso que fueron la novedad en el Concilio Vaticano II.
Cuando me invitaron a formar parte de este panel andaba por la ciudad, y no voy mucho al centro. Le tengo miedo al centro también, ¿cómo sería si viviera en Buenos Aires? (Risas)
Descubrí en un viaje en ómnibus, una pared del Colegio Irigoyen en la avenida Velez Sarfield, que decía "No al aborto, viva Cristo Rey" y otra pared en Duarte Quirós -muy al centro- que decía “No al aborto, sí a la vida”. Me quedé pensando en que ya está empezando y cómo va a ser cuando esto se largue, ya que quizás esas dos consignas son las que se van a esgrimir cuándo la cosa entre en litigio.
Pienso en cómo calificaría yo esto. En primer lugar, diría que el “no al aborto” es un signo de astucia engañante o engañosa y también de estupidez. Estupidez significa no entender lo que se dice. Ello es así puesto que el “no al aborto” se opondría a un “sí al aborto”, pero en realidad, lo que nosotros queremos -y lo que se está pidiendo- es que el aborto no sea un delito penalizado, no se clandestinice y no se multiplique. Todos estos elementos han contribuido a la multiplicación de los abortos crueles y con consecuencias irremediables.
No se puede decir “no al aborto” como si se opusiera a un “sí al aborto”. Además, en relación con el “viva Cristo Rey”, ¿qué tendrá que ver Cristo Rey con el aborto?
La cuestión es que la Iglesia quiere imponer -con ese poder del que hablábamos- su opinión, así como la impuso victoriosamente con el “Cristo vence”. Yo era muy jovencito cuando llevaba en la solapa el escudito de “Cristo vence”, cuando, en realidad, la Iglesia era la que estaba venciendo y se consideraba vencedora. Por eso decía “Cristo vence”.
¿Que tendrá que ver Cristo con ese triunfo de la Iglesia? ¿Qué tendrá que ver Cristo con el triunfo que la Iglesia espera que se dé con esta discusión sobre el aborto procurado y en esas situaciones en que la ley lo presenta?
En segundo lugar, en relación con la consigna “No al aborto, sí a la vida”, creo que a la vida no se le dice sí con un no al aborto. Se le dice sí a la vida haciendo todas las cosas que hay que hacer en la medida en que sean eficaces para que el aborto no se dé o para que disminuya. De manera que diciendo “no”, simplemente se quedan con esa satisfacción de haber protestado en contra. Esta satisfacción tiene mucho de política en el sentido de mantenimiento de poder y autoritarismo por parte de la Iglesia, ya que con todos los últimos acontecimientos, está perdiendo prestigio y credibilidad, incluso dentro de sus mismos adherentes.
Por otro lado, la posición de la Iglesia de oponerse en principio a todo debate es absolutamente rechazada, primero porque desconoce los derechos de la sociedad civil, la laicidad a la que aludía el compañero y el derecho de la misma a establecer las leyes que juzgue convenientes al bien común. Esto implica ignorar ese derecho que es fundamental y constitutivo de la sociedad civil.
En segundo término, se rechaza la posición de la Iglesia porque el aborto no es la única ni la más grave de las violaciones del derecho a la vida del inocente. La Iglesia no ha tenido reparo en hacerse cómplice de muchas violaciones peores que el aborto y referidas también a personas absolutamente inocentes.
En tercer lugar, porque al calificar como aborto la interrupción de la concepción desde la fecundación, la Iglesia contradice muchos estudios científicos y quiere imponerlo como dogma, a pesar de que los dogmas ya están establecidos. Si bien hace falta una reformulación de muchos de los dogmas de la Iglesia Católica, esto no está establecido en ninguna parte ni como declaración de la infalibilidad pontificia ni como dogma. Son opiniones que se mantienen con la fuerza del autoritarismo.
Muchos estudios científicos no permiten hablar de vida individual -y menos de persona humana- hasta por lo menos después de la segunda semana. Hago esta referencia porque la ley establece un plazo de doce semanas. Creo que hay mayor coincidencia en que alrededor de las ocho semanas todavía no hay cresta única, es decir, la cresta que indica la individualidad.
Ciertamente, no se puede establecer en contra de la ciencia algo en lo que la Iglesia no tiene competencia. La Iglesia ha tenido siempre que someterse a lo que decía la ciencia o la afirmación común cuándo se habla, por ejemplo, de ley natural y qué contradice la ley natural.
¿Cuál es la ley natural de la que habla la Iglesia? Es que haya sido siempre así, que todos lo hayan hecho siempre así, que estamos acostumbrados a que se haya hecho siempre así.
Pero la ley natural no tiene nada que ver con eso, porque recién la estamos descubriendo, recién la estamos investigando, recién estamos tratando de superar algunas cosas que suponen manejar esa ley natural.
Por ejemplo, alrededor del siglo IV y V se pensaba la barbaridad de que el espermatozoide era un homúnculo porque de ahí se iba a engendrar la vida humana y entonces se consideraba como un aborto el derrame de semen. O sea, cada espermatozoide era un homúnculo. Fíjense la cantidad de...
También, conforme la concepción de sus tiempos -sobre todo con la concepción filosófica de Aristóteles de que toda individualidad necesitaba materia y forma-, Santo Tomás sostenía que recién se era individuo particularizado al tercer o cuarto mes más o menos, de acuerdo a las apreciaciones de ese tiempo, ya que recién en ese momento el feto tenía la forma de hombre.
Como para Aristóteles la materia y la forma son el constitutivo elemental, si está la materia sola o la forma sola, no basta. Siguiendo a Aristóteles, Santo Tomás afirmaba eso.
Posteriormente, cuándo se afirmaba que había que recibir todos los hijos que Dios nos mandaba, la ciencia descubrió el método de la continencia periódica con Ogino, perfeccionado por Billings. Pero la Iglesia fue aceptándolo. Tuvo que aceptar. ¿Por qué ahora no acepta estas concepciones científicas que tienen una cantidad de pruebas?
Acá no hay nada más que una especie de obsesión autoritaria para negar eso que el Concilio Vaticano firmó con mucha fuerza: la autonomía de la ciencia.
También es un presupuesto absolutamente necesario y urgente una educación sexual eficaz en conocimientos biológicos y en conocimientos prácticos, que evite los hijos no deseados. Decir que ésta debe ser abarcativa de principios éticos y que debe darse únicamente por los padres, es una excusa puesta como gran argumento por parte de la Iglesia. Son los padres los que tienen el derecho, pero es urgente que se dé.
En Córdoba había un médico que decía que a los chicos de sexto grado ya hay que enseñarles a usar preservativo ya que, aunque el conocimiento sea deficiente y pueda provocar algunos excesos en la sexualidad, son muchísimos más los excesos que se dan contra el respeto a la vida. Estos excesos producen muerte y enfermedades ocasionadas por una falta de educación sexual.
Encima, por ejemplo, ayer el Arzobispo de La Plata condenó por predisposición y fomento a la promiscuidad la experiencia de ese colegio secundario de Buenos Aires que estaba dando clase de educación sexual con participación de los alumnos jóvenes.
También, es rechazable que se considere que los anticonceptivos propician la promiscuidad o el micro aborto, impidiendo su uso y rodeándolo de temores y castigos para esta vida y la otra.
El no creyente no entiende mucho cuando decimos para esta vida y la otra. Ese temor de que en la otra vida haya una condena fatal e infernal, se mete muy adentro de los que tienen una formación de esta clase y en cualquier oportunidad salta como un resorte que impide reaccionar con fuerza.
Además, a través de la historia de la posición eclesiástica, se va mostrando el menosprecio por la capacidad para aconsejar de los especialistas psicólogos, bioeticistas y médicos, conocidos por la libre y facilitada consulta de los casos que son siempre particulares. Hay una gran desconfianza de lo que pueden enseñar los que verdaderamente están en la materia, por lo que entonces la Iglesia está invadiendo ilegítimamente ese campo.
Estoy en el límite de tiempo, por lo que voy a ir terminando.
Los últimos documentos de la Iglesia son siempre rechazando el aborto, así, simplemente. Pero ninguno se atreve a diagnosticar cuál es el momento exacto en que es aborto la interrupción del embarazo. Ese proceso es muy difícil especificarlo con límites precisos pero tampoco en ninguno de los documentos se especifica que lo concebido sea realmente una persona humana. Por el contrario, eso se evita y se dice que por prudencia hay que tratarla desde el principio como si lo fuera. No va más allá de eso. Entonces, si la Iglesia oficialmente en los documentos más importantes dice eso, habrá que tenerlo en cuenta.
Finalmente, quiero dedicarle un párrafo especial a Benedicto XVI que está haciendo todo lo posible para que la Iglesia Católica retroceda, no entrando en ninguna de estas cuestiones, no discutiendo absolutamente nada, transformándola en un ejército ordenado que esté listo para la lucha en cualquier momento, aunque seamos cuatro locos. (Aplausos y risas.)

Para terminar con esta conferencia voy a presentar a la diputada nacional por Libres del Sur, Cecilia Merchán.


Sra. Merchán.- ...La verdad que es un gustazo estar en este momento y haber logrado esto desde el Colectivo de Mujeres Las Juanas, de Juana Azurduy. En realidad, nosotros tomamos el día 28 de mayo como el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres y enmarcamos esta actividad en un montón de otras actividades que se hacen en muchas organizaciones y que nosotras mismas llevamos a cabo. Es decir, esta no es la única actividad sino que hacemos talleres y discutimos todo lo que tiene que ver con la salud de las mujeres.
Creemos que tal como lo hacemos desde la campaña por un aborto legal, seguro y gratuito, tenemos que ponerle mucha fuerza y un eje importante a esta deuda pendiente de la democracia, que es la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.
Como dijo Daniel, quiero resaltar que éste es un proyecto, no un puntapié o algo inicial. El proyecto está en la Cámara de Diputados y ha sido elaborado y consensuado por más de doscientas organizaciones en todo el país. Es un proyecto que cuenta con el apoyo de cincuenta diputados y diputadas de todos los bloques del Congreso. Cuenta con el apoyo de universidades nacionales y colegios profesionales. Es un trabajo que efectivamente ha calado fuerte en muchos sectores de la sociedad.
Nosotras considerábamos que era importante dar de baja un debate falso que se instala con la idea de que hay un grupo de determinados sectores a favor de la legalización del aborto y que las Iglesias están en contra. Es un debate que se instala con frecuencia. Nosotras decimos que de esa forma se implanta la discusión en cada uno de los lugares.
La primera charla, además de Marta, por supuesto, que es de Católicas por el Derecho a Decidir y que vienen trabajando desde esa identidad esta cuestión, durante este último tiempo nos juntamos con Lisandro. La verdad que para mí fue un hallazgo hablar con él, me pareció interesantísimo que el vicepresidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas pudiera enseñarme las cosas que me enseñó. Me mandó textos que para mí fueron espectaculares, de los cuales robamos parte para esta actividad. Él nos mandó un texto muy interesante que para mí fue muy bueno. Se llamaba "El Pecado No es Delito", y es de un sacerdote español, un teólogo español católico, que dice cómo la Iglesia resiste, y este es -que en parte es lo que también dice Quito- un lugar de batalla importante de estos sectores conservadores entramados en ese lugar.
La cuestión es que nosotras en este camino pensábamos, y lo pensamos siempre, como decía Mariel, que para nosotras invocar a las mujeres es una constante: a las que nos faltan, a las que no están, a todas las que van a estar y a todas las que queremos estar. Y también a nosotras mismas como una fuerza, para acordarnos de las caras de la que atravesó por esto, de la que murió, de la que terminó internada. Acordarnos de todas estas cuestiones para nosotras es constante. No sólo en esto, sino en cada una de las peleas que llevamos adelante.
Y en esa invocación que tenemos que hacer constantemente, una de las cosas que nos parecen muy fuertes es que poner a las Iglesias en contra de la legalidad del aborto, en realidad es poner a las cuatrocientas cincuenta mil mujeres en contra de sí mismas. Porque las mujeres argentinas, en su gran mayoría, somos parte de alguna religión. Creo que el porcentaje ateo de la Argentina es bastante reducido.
Por lo tanto, creemos que dar este debate es, por un lado, correr esta mentira de “las Iglesias versus los sectores que estamos por la legalización”. Y por otro lado, también era fortalecer a todas esas mujeres que no se nombran, a todas esas cientos de miles de mujeres que todos los días atravesamos por estas situaciones, para que sepan que hay también representantes de sus propias Iglesias, representantes de la fe que también van a estar del lado de ellas cuándo tengan que atravesar esta situación.
Para nosotras esto era una cuestión interesante e importante porque desde el punto de vista de la salud, saber que los demás están con nosotras también es importante. Saber que contamos con el conjunto también es importante. Y eso también nos parecía una forma de sacarnos de la clandestinidad. Me parece que es muy rico poder ver todo esto, y además este aporte que han hecho todos ellos me parece excelente.
Y nosotras tenemos que seguir buscando el debate. Digo nosotras y nosotros. Con la diputada María Luisa Storani en conjunto somos las que más molestamos a ese pobre presidente de la Comisión de Legislación Penal e insistimos en que se siga discutiendo. Pero así como con María Luisa y como con muchos otros diputados como Ariel Basteiro, como esos cincuenta diputados y diputadas, creo que tenemos que tener la convicción de que este año es un año para debatirlo dentro del Congreso.
Creo que estas cosas también sirven para eso y creemos que tenemos que tener esa convicción. “Año electoral”, nos dicen, “Muy complicado”. Yo creo que por ser un año electoral tenemos que lograr que esto avance dentro del Congreso.
La sociedad Argentina, como decían también Daniel y Lisandro hace un rato, es una sociedad, desde mi perspectiva también, que está harta y podrida de los dobles discursos, de la mentira y de la hipocresía. Todo lo que hagamos para correr eso realmente nos transforma no solamente en mejores representantes desde donde estemos, sino en mejores personas.
Por lo tanto, creo que llevar adelante esta discusión en este año electoral y en una sociedad que esté abierta a no tener un sólo discurso, abierta a discutir, a debatir los términos. Con Lisandro discutimos el primer día cuando nos conocimos si era despenalización o legalización, y nos pusimos de acuerdo en dos minutos y medio.
Creo que es también qué decimos, cómo lo decimos, hasta dónde podemos discutir determinadas cuestiones y cómo nos atrevemos a dar ese debate.
Además de celebrar esto y decir que si bien no es iniciático sí lo es, para mí un punto inicial es un punto de partida para nuevas acciones, para otro tipo de acciones que tenemos que llevar adelante. Con Quito hablábamos hace un rato que nosotros con todos estos representantes maravillosos de distintas religiones tenemos que llevar adelante otras acciones: solicitar reuniones al Poder Ejecutivo, al Poder Judicial, a todos los diputados y diputadas, ver si no podemos hacer de esto también una voz más fuerte que apoye y aporte a todo esto que venimos haciendo.
En esta tarea por el 28 de mayo que es una tarea de todos los días -o del 28 de septiembre, el día que sea, no hay problema-, mañana tenemos un festival a las seis de la tarde que se organiza desde la campaña Aquí al Frente, en donde también tenemos que estar, participar, y por supuesto vamos a seguir trabajando con toda nuestra fuerza para que este debate y esta realidad que atraviesa toda la sociedad no solamente llegue, porque ya llegó al Congreso, sino que termine de resolverse y yo me asegure que vamos a hacer absolutamente todo para que este año tengamos al menos una media sanción de la Cámara de Diputados.
Muchas gracias. (Aplausos.)











4 comentarios:

Embarazo no deseado dijo...

Es un problema mundial que afecta hoy día a nuestra sociedad y va en aumento hay muchos factores y motivos que no se justifica para su acto por mas razones que exista

Interrupcion del embarazo dijo...

Últimamente las tasas de embarazos adolescentes han crecido y va en aumento a pesar de todas las herramientas posibles que tenemos hoy día a nuestro alcance

Aborto legal dijo...

El aborto es legal en muchos países, muchos de ellos en Latinoamérica, hay mucho por debatir e informaciones que salen a la luz, no sabemos las acciones que puede repercutir en lo sicológico pero algunos puntos deben de recalcarse como la vida que es un derecho

Abortar legalmente dijo...

Hay muchas maneras y medios hoy día para obtener un aborto en muchos países latinos ya lo han legalizado, además de la reciente incorporación de Uruguay como país de legalización, es cuestión de informarse y consultar visiten el sitio